REPORTAJE
Los tratamientos oncológicos más recientes pueden costar al sistema más de 150.000 dólares al año Organizaciones médicas y sociales temen que se vuelvan “insostenibles” para quienes deciden sobre la sanidad pública
La crisis del Solvaldi, medicamento para tratar la hepatitis C, expuso públicamente por primera vez los problemas que afrontan los países desarrollados a la hora de acceder a medicamentos muy caros, una adversidad a la que no estaban acostumbrados. “Las empresas farmacéuticas han iniciado una espiral acelerada de precios para los nuevos medicamentos, llegando a un nivel que tampoco los países de ingresos altos pueden alcanzar”, apuntan varios especialistas en el libro Medicamentos: ¿derecho humano o negocio?, liderado por Fernando Lamata, médico y antiguo secretario general de Sanidad del Ministerio.
En este análisis sobre los costes de los tratamientos pone ahora el foco en los oncológicos: “Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recogen que durante los diez últimos años los precios de los medicamentos oncológicos se han duplicado suponiendo ahora entre 6.000 euros y 10.000 euros por mes”. Los tratamientos más recientes para el cáncer pueden costar “desde 50 000 dólares hasta bastante más de 150.000 dólares al año”, según advierte la subdirectora general de la OMS para Sistemas de Salud e Innovación.
Desde la Organización Médica Colegial (OMC), temen que estos costes, con un altísimo margen de beneficio para los laboratorios, se vuelvan “insostenibles” para el sistema público de salud. Su secretario general, Juan Manuel Garrote, lamenta que “el pelotazo” del Sovaldi se pueda volver a producir con otros medicamentos.
En un estudio coordinado por Andrew Hill, investigador de la Universidad de Liverpool, redujo a 200 dólares el coste del tratamiento de 12 semanas que cambió y alargó la vida de muchos enfermos de hepatitis c. Una cantidad muy alejada de los 84.000 dólares estipulados por Gilead, el laboratorio que obtuvo la patente, cuando lo lanzó en el mercado norteamericano.
En un análisis recogido en el panel de Alto Nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre el Acceso a los Medicamentos, este especialista llega a una conclusión parecida en el caso del Imantib, tratamiento utilizado para pacientes con leucemia. asegura que este medicamento tiene un coste de fabricación entre 128 y 216 dólares. Sin embargo, Norvatis lo comercializa en Estados Unidos bajo el nombre de Gleevec a 108.000 dólares. Y en nuestro país, las arcas públicas desembolsan 30.000 euros por este medicamento, según la información recopilada por Médicos del Mundo. Además, esta organización asegura que se está pagando por el Keytruda, que combate el melanoma, más de 100.000 € anuales por paciente.
“Veinte tratamientos han mostrado aumentos de más de 100% en los últimos cinco años, y en dos casos: busulfán, usado para tratar la leucemia, y tamoxifeno, cáncer de mama, los precios han aumentado en más de 1000%”, apuntó Hill en el Congreso Europeo del Cáncer de 2017. En él, los investigadores también denunciaban retrasos en la dispensación de estos tratamientos debido a su elevado precio.
En mayo, la Comisión Europea anunció que por primera vez investigará a una farmacéutica para descubrir si utilizó su posición dominante para manipular los precios de cinco medicamentos contra el cáncer. Aspen es la compañía investigada por estas actuaciones. En Italia ya fueron sancionados por este motivo al pago de una multa de cinco millones de euros.
Durante los diez últimos años los precios de los medicamentos oncológicos se han duplicado suponiendo ahora entre 6.000 euros y 10.000 euros por mes
El precio de los tratamiento oncológicos se debatió hace unas semanas en la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS, se propuso a finales del pasado mes un texto para que los países miembro reconociesen la necesidad de buscar opciones para mejorar el acceso asequible a estos medicamentos. Pero no es una novedad, ya en 2013 más de un centenar de oncólogos de todo el mundo alertaron de que el precio de estas terapias podían poner en peligro la sostenibilidad de la estrategia sanitaria de lo países
“De los 71 medicamentos contra el cáncer que sacó la FDA (agencia de medicamentos de los Estados Unidos) entre 2002 y 2014, el 90% cuestan más de 100.000 dólares”, asegura Germán Velásquez, un referente mundial en el impacto sobre la salud pública, que ha ocupado altos cargos durante más de dos décadas en la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una cifra que considera “impresionante” porque la mayoría de los ciudadanos del mundo “no pueden pagar esos precios” y para muchos sistemas sanitarios son insostenibles.
Este profesional, asesor actualmente del Centro del Sur (South. Centre), asegura que para establecer el coste de los medicamentos estas compañías están apostando por el mismo modelo que los perfumes de lujo, obviando el derecho a la salud de la población mundial y tratando los fármacos como bienes de consumo de alta gama. “El coste de investigación y desarrollo no tiene nada que ver con los precios finales”, advierte a eldiario.es.
Actúan así sin tener en cuenta las consecuencias que tienen estos elevados precios para los sistemas nacionales de salud. “En EEUU la gente tiene que hipotecarse para pagar el tratamiento. En los países pobres la gente muere”, incide Vanessa López, directora de Salud por Derecho. En Sudáfrica el caso de Tobeka Daki trascendió las fronteras, esta mujer falleció tras dos años luchando para conseguir Trastuzumab, el fármaco prescrito para el cáncer de mama que no superó.
En nuestro país, este colectivo teme que a medio o largo plazo “se ponga en peligro” la sostenibilidad del sistema de salud. “Este gasto detrae recursos necesarios para otros aspectos del sistema sanitario y vemos que hay menos camas, menos médicos. Y vemos que hay áreas que no se cubren adecuadamente”, apunta López. “Se ha disparado de una forma abismal y ha trastocado los presupuestos sobre medicación”, incide el portavoz de la OMC.
En 2015, el gasto total de las farmacias hospitalarias fue de 11.700 millones de euros. Esta cantidad “se ha disparado de una forma abismal”, aseguran desde la entidad médica colegia. Según publicó actasanitaria.com, el director general de Coordinación de la Asistencia Sanitaria del Servicio Madrileño de Salud, afirmó que esta partida ya supone para alguna región “el 30 por ciento de los presupuestos hospitalarios”, “cuando hace una década casi todo iba destinado a los gastos de personal”, añadía. Ante estos datos, la OMC da un tirón de orejas a la política presupuestaria del Gobierno. Su secretario general recuerda que los trabajadores de centros públicos han “intentado optimizar el gasto farmacéutico”.
“De los 71 medicamentos contra el cáncer que sacó la FDA entre 2002 y 2014, el 90% cuestan más de 100.000 dólares”
Desde Salud por Derecho desconocen si los altos precios están teniendo incidencia a la hora de dispensar estos medicamento. Aunque recuerdan que en otros países, como en Reino Unido, hay medicamentos para el cáncer que el Gobierno no introduce por ahora en la cartera de servicios por los precios “tan elevados”. Sin embargo, Velásquez, considera que en este caso el Gobierno británico está velando por el “interés público”. “El 80% de estos medicamentos tiene como único efecto terapéutico prolongar el efecto terapéutico entre dos o tres meses. No estamos hablando de medicamentos que curen”, advierte.
A su vez cuestiona la actuación de los países que sí los están adquiriendo con dinero público: “Si España o Francia lo subvencionan, se puede encontrar con problemas para financiar otros medicamentos que sí salvan la vida y que tienen una eficacia terapéutica más importante”.
En Sudáfrica, una mujer falleció tras dos años luchando para conseguir Trastuzumab, el fármaco prescrito para el cáncer de mama que no superó.
Fuentes de Farmaindustria, la asociación nacional empresarial de la industria farmacéutica, aseguran que para fijar el precio de los productos innovadores que dispensan se tiene en cuenta el “aumento de la esperanza de vida” y “de la calidad de los años vividos”. También calculan el “ahorro de otros recursos sanitarios” por el consumo del medicamento y el “aumento de la riqueza económica” vinculado a la “reducción del absentismo” que ha provocado este tratamiento.
Velásquez recuerda que en el caso del Sofosbuvir, el laboratorio comparó el precio del producto al coste de un trasplante de hígado, en EEUU puede suponer alrededor de 100.000 dólares. “Es un argumento cínico porque el número de personas que se pueden someter a esta opción en el mundo es un 0,1%”, recuerda Velásquez. Por su parte, Fernando Lamata, antiguo alto cargo del Ministerio de Sanidad, también denuncia esta actuación instigada por los inversores de los laboratorios con el único objetivo de “especular” con la actividad sanitaria.